te atreverías a practicar el “Trepelaimidzuam”?

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LO MEJOR DE LO NUESTRO

La preparación espiritual: El “Trepelaimidzuam”.

La resistencia al dolor era importante entre los Weichafes, como la entrega en paz consigo mismo ante una “buena muerte”. Se veía, el morir en combate como algo sagrado, y un curso natural de la vida de un guerrero. Largos ayunos en solitario en los bosques o montañas, sentarse en brazas hirviendo, o desnudos en la nieve eran prácticas habituales dentro de los estados de trance del Weichafe.

Bañarse varias veces al día en las frías aguas de cascadas (Traitraiko) para purificar el alma y el espíritu, acostumbraba al cuerpo a condiciones extremas y endurecía el carácter y los mantenía limpios y sanos. El guerrero mapuche iba a la guerra recién bañado y con ropa limpia, pues para el la guerra era algo sagrado, un campo de acciones en que podían manifestar lo mejor de sí mismos y sus más altas cualidades.

Los guerreros mapuches tenían una palabra: TREPELAIMIDZUAM, que quiere decir «vigilarse a si mismo», es la auto disciplina de una vida recta, dedicada al entrenamiento físico, la purificación espiritual y la destreza mental, esto al masificarse permitía que la “Ad Mapu” (justicia-ley-costumbres de la tierra o tierra justa) mantuviera a la sociedad cohesionada por medio de una armonía de los elementos, susceptibles a la animosidad colectiva de las personas de toda la sociedad mapuche.

De esa forma es que el Weichafe adquiría el “Newen” (Poder), el “Newen Mapu” (poder de la tierra), el “Newen Lüfke” (poder del relámpago), venido de los animales totémicos respectivos de cada guerrero, muchas veces, emparentados al clan o familias respectivas, quienes provenían de un mismo “Rewe” o ancestro. Es el momento en el cual se inicia el “Inchin Aukan” (yo resisto), concepción que hace referencia a que la tierra que pisas es sagrada, y es por eso que el arte de la guerra no proviene del odio si no del “Dwan” (amor a la tierra madre o patria).

La rigurosa preparación física/mental e espiritual y la destreza en el manejo de las armas, hizo del araucano un guerrero digno de ser considerado uno de los mejores en el mundo, por su capacidad física, su alta motivación patriótica, su severa disciplina, por un verdadero culto al cuidado y manejo de las armas, por su capacidad de soportar el frío, el calor, el hambre, la sed y el dolor y desprecio por la muerte.

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